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México debe acelerar la integración local producción de autos eléctricos El desarrollo de autos eléctricos requiere mayor participación de empresas mexicanas en manufactura, electrónica y software para fortalecer la industria nacional.

La transición hacia la movilidad eléctrica representa una transformación en la industria automotriz global. México, como uno de los principales centros de manufactura automotriz, enfrenta el desafío de adaptar sus procesos y fortalecer la integración de empresas nacionales en las cadenas de valor de los vehículos eléctricos.

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Ricardo Apáez, director del Centro de Innovación Driven del Clúster Automotriz de Nuevo León, subraya la necesidad de un enfoque de innovación incremental. “Las piezas estructurales como chasises y carrocerías seguirán siendo esenciales en los autos eléctricos, pero el diseño y los materiales deben evolucionar.

El aligeramiento y la eficiencia en manufactura serán clave para competir en costos sin depender únicamente de la reducción de precios”.

Un ejemplo de esta evolución es el proceso de gigacasting, utilizado por fabricantes como Tesla. Este método reemplaza ensambles de más de cien piezas estampadas y maquinadas con estructuras de aluminio inyectado a alta presión, reduciendo peso y costos de producción.

Para Apáez, la industria mexicana debe considerar este tipo de innovaciones y desarrollar capacidades para adoptar nuevas tecnologías de manufactura.

Además de la evolución en la metalmecánica, la industria automotriz está experimentando un crecimiento en los sistemas electrónicos y de software. “El mercado de la electrónica y el software en vehículos está creciendo exponencialmente. Mientras que la metalmecánica sigue estable, la diferencia radica en la exigencia de innovación”, comentó Apáez.

Tecnologías como steer-by-wire, que reemplazan sistemas mecánicos por controles electrónicos, están redefiniendo la forma en que se diseñan y fabrican los vehículos.

México necesita fortalecer su capacidad en el desarrollo y manufactura de sistemas electrónicos, software y componentes de control.

Apáez consideró que “quienes logren integrarse en esta área tendrán oportunidades aseguradas, siempre y cuando cumplan con certificaciones y procesos exigidos por la industria automotriz”.

A pesar de la desaceleración en la adopción de autos eléctricos, la tendencia sigue apuntando a un dominio del mercado en el mediano plazo.

Apáez destacó que, aunque los objetivos de penetración del mercado eléctrico para 2030 se han ajustado, la transición
es irreversible.

La oportunidad para México radica en acelerar su integración en el desarrollo de tecnologías críticas y evitar depender únicamente de la fabricación de componentes tradicionales.

En Nuevo León, el ecosistema industrial ya cuenta con empresas especializadas en metalmecánica, inyección de plásticos y manufactura de sistemas mecánicos.

El reto es evolucionar con propuestas innovadoras en diseño, materiales y procesos de fabricación. La implementación de tecnologías avanzadas como manufactura aditiva y sistemas mecatrónicos puede ser clave para diferenciarse en el mercado.

El futuro de la industria automotriz en México dependerá de la capacidad de las empresas para adaptarse a las nuevas demandas de manufactura y tecnología. Invertir en innovación, desarrollar talento especializado y fomentar la creación de patentes serán factores determinantes para consolidar la posición del país en la era de la movilidad eléctrica.

 

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